ARTES VISUALES

  Noche de citas en el Munal  rompe barreras entre el público y el museo

Boletín No. 597 - 22 de mayo de 2018
  • Visitantes cambian percepción sobre las actividades que se realizan para presentar una exposición
  • Cada media hora, 10 personas podían conversar con trabajadores del recinto

Desde los retos que enfrentan en la Dirección, hasta las vicisitudes que vive día a día el personal de Seguridad, pasando por el trabajo de curadores, museógrafos, diseñadores y otras personas que parecen invisibles, fue posible conocer, gracias al Museum Speed Dating, la mayor parte de las actividades que se realizan en el Museo Nacional de Arte (Munal).

Aproximadamente 25 minutos fueron suficientes para despertar interés sobre cómo funciona un museo; por segundo año consecutivo el Munal, recinto del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), realizó este juego de citas en el marco del Día Internacional de los Museos.

Una lista de registro en el vestíbulo del museo, abierta desde las 15:30, permitió a 60 personas ingresar al sistema de citas para charlar con el personal del Munal.

Cada media hora, 10 personas podían conversar durante cinco minutos con cinco integrantes del equipo de trabajadores del recinto cultural del INBA.

Antes de las 16:00 horas ya se había cubierto la mitad del cupo, tal fue el interés que despertó la actividad que atrajo principalmente a un público de entre 20 y 40 años, entre profesionistas y estudiantes.

Arquitectos, comunicadores, estudiantes de Turismo, principalmente, fueron entre otros los asistentes a estas citas en las cuales, aunque se desconocía quién era el interlocutor, unas pequeñas tarjetas daban pistas del trabajo realizado por ellos.

El primer grupo, conformado exclusivamente por mujeres, fue recibido en una sala contigua al Salón de Recepciones, donde se instalaron las mesas y después de dar la bienvenida y explicar las reglas del juego ingresaron donde se encontraban 10 trabajadores para charlar de sus funciones desempeñadas en el museo.

Una persona indicaba el tiempo y el momento en que debían cambiar de sitio, a muchos les costaba trabajo dar por terminado el diálogo, ya que aún contaban con muchas preguntas.

Sin embargo, a pesar del corto tiempo se obtuvo un panorama más amplio del trabajo que aparentemente no se ve, pero que es indispensable, para el éxito de una exposición: generar cursos, talleres, diseñar todo tipo de publicaciones, atender al público y un sinfín de actividades más.

Esos minutos sin duda generarían más preguntas y despertarían el interés por ahondar en todas las áreas indispensables para el buen funcionamiento de un recinto.

“La experiencia fue muy buena, me ayudó a conocer más sobre el museo”. “Es increíble que hagan este tipo de actividades, me gustó mucho; ojalá lo repitan”.

“Estoy muy satisfecha, no sabía que participaran muchas personas para que una exposición sea posible”, fueron algunos de los comentarios vertidos por los asistentes.

Por su parte, Verónica Gómez, coordinadora de Prensa, comentó que el Munal fue el primer museo en el país en realizar esta actividad y por segundo año se lleva a cabo en el marco del Día Internacional de los Museos, cuyo tema para esta edición es: Museos hiperconectados. Enfoques nuevos, públicos nuevos.

Señaló que en el recinto aplican mucho las herramientas digitales, pero más allá de la tecnología, lo que buscan es la comunicación cara a cara.

El público para comunicarse con la gente del museo emplea la libreta de comentarios o las redes sociales, pero muchas veces si las sugerencias no se transmiten al área indicada se pierden.

De allí la idea de conocer directamente a la gente y enviar el mensaje de que personal del museo y público se encuentran a un mismo nivel, que la comunicación es bidireccional.

Mencionó que había representantes de las áreas de Museografía, Curaduría, Dirección, Educación, Seguridad, Atención a público, Comunicación, Diseño gráfico, Sistemas, entre otras, para platicar de tú a tú con los asistentes.

Unas tarjetas de apoyo, colocadas en las mesas, permitían entablar el diálogo, ya que tanto personal como público sólo llevaba una etiqueta con su nombre.

En cada grupo de participantes, cinco voluntarios recibieron una hoja con la palabra museo y tuvieron que escribir qué significaba para ellos; al salir nuevamente se les entregó su hoja y reforzaron o cambiaron su opinión después de las entrevistas.

Los otros cinco respondieron un cuestionario de salida; algunas conversaciones fueron grabadas, todo ello con el fin de analizar los datos y saber qué quiere el público, qué le gusta, qué cosas no le agradan, qué cursos y talleres le gustaría que se impartieran.

La coordinadora de Prensa comentó que a raíz de las citas del año pasado fue como surgieron talleres, entre ellos el de museografía y conservación de obra de arte.

También se detectó que mucha gente no sabía que tuvieran una biblioteca a cuyos volúmenes pueden tener acceso o no conocían la historia del edificio e incluso algunos más se inscribieron como voluntarios.

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