MÚSICA

Jaramar y el Cuarteto Latinoamericano unidos por El Hilo invisible

Boletín No. 235 - 02 de marzo de 2018
  • El 3 de marzo interpretarán temas del disco con el que obtuvieron el Grammy Latino

El sábado 3 de marzo a las 11:30, la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes recibirá a la cantante Jaramar y al Cuarteto Latinoamericano,  quienes interpretarán canciones sefaradíes que contiene el disco titulado El hilo invisible, álbum con el que obtuvieron el Grammy Latino en 2016.

“Es un repertorio que conozco desde hace más de 30 años. Después de incursionar en distintos campos del repertorio musical, me concentré en la música medieval y renacentista, me enamoré de ese repertorio y se convirtió en el centro de buena parte de mi trabajo por la belleza de los textos; es lírica popular que ha perdurado a través de los siglos por su enorme belleza”, indicó la cantante en entrevista para el Instituto Nacional de Bellas Artes.

Compartió que las canciones sefaradíes, música tradicional de transmisión oral de los judíos españoles, es una parte vital de la etapa medieval, por lo que se convirtió en especialista de ese repertorio.

Respecto a este proyecto en particular, comentó que El hilo invisible es muy distinto a las versiones que había hecho antes del repertorio sefaradí. Refirió que conocía al Cuarteto Latinoamericano, integrado por los hermanos Saúl, Arón y Álvaro Bitrán, y Javier Montiel. Le nació la idea de grabar una canción con ellos, que después se convirtió en un disco.

Llevar el repertorio sefaradí a un espacio sonoro distinto, con otro tratamiento musical, fue su intención. Estas canciones normalmente no son para cuarteto de cuerdas y voz, ya que los ensambles de música antigua son muy distintos. Su idea era hacer arreglos contemporáneos arriesgados, tomar la esencia de estas canciones, entender su esencia exótica, muy rica melódicamente, respetar las escalas que maneja, pero proponiendo un tratamiento distinto.

Javier Montiel, el violista del Cuarteto, hizo unos arreglos; el otro convocado fue el colombiano Juan Diego Valencia, líder del grupo Puerto Candelaria, él entendió la naturaleza de las canciones y la capacidad interpretativa de los músicos, el resultado, según la cantante, es que “los arreglos de Juancho son muy poco convencionales y le dan un brillo muy particular”.

Además, Jaramar descubrió que los hermanos Bitrán son de ascendencia sefaradí y aunque nunca habían tocado esa música, tienen un vínculo afectivo muy especial con ella.

El disco se grabó en la Sinagoga Histórica Justo Sierra, donde también se hizo el registro del proceso de grabación por el fotógrafo y cinefotógrafo Michel Amado, del que se desprenden cuatro videoclips que pueden verse en Youtube.

Jaramar señaló que los temas son cantados en ladino. Los sefaradíes siguieron cantando en las tierras a las que llegaban después de haber sido expulsados de España. Mencionó que incluso ha encontrado frases y versos de canciones sefaradíes en la música tradicional de Veracruz, en las peteneras.

Los judíos españoles conservaron su lengua y la siguieron hablando en sus muy cerradas comunidades; comenta que los hermanos Bitrán recuerdan que sus abuelos hablaban ladino en casa.

“Este es un proyecto muy emocionante; a partir de que salió el disco lo fuimos haciendo cada vez más nuestro, lo hemos tocado en distintos espacios y festivales. Cuando nos dieron el Grammy, fue la confirmación de que era un proyecto con muy buena estrella”, finalizó Jaramar.

Por su parte, Arón Bitrán, violinista del Cuarteto Latinoamericano, comentó que hace más de año y medio se grabó el disco, desde entonces lo han presentado en concierto en diferentes foros con muy buena acogida por parte del público.

Compartió que las canciones son de tradición sefaradita, de compositores anónimos, con muchos siglos de antigüedad. Esos temas han servido como vehículo para mantener vigente el ladino, que era el idioma de los judíos españoles en la zona de Granada, Córdoba y Andalucía en España.

“Lo bonito es que se presenta en una instrumentación muy original, normalmente se acompañan con laúd, guitarra o percusión, y en este caso es una versión muy particular la que hace el cuarteto de cuerdas acompañando a Jaramar. La música es muy conmovedora y los textos son de una belleza sublime” concluyó Bitrán.

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