ARTES VISUALES

Rice (Arroz), una propuesta coreográfica que busca el despertar del corazón: Lin Hwai-min

Boletín No. 64 - 22 de enero de 2018
  • La obra, a cargo de la compañía taiwanesa Cloud Gate Dance Theatre, se presentará en el Palacio de Bellas Artes los días 16 y 17 de febrero
  • Una alegoría dancística acerca de la muerte y el renacimiento, la devastación y la resurrección

Luego de haber presentado más de cien funciones en ciudades como Londres, París, Nueva York y San Petersburgo, la coreografía Rice (Arroz), a cargo de la compañía Cloud Gate Dance Theatre, de Taiwán, se presentará en México el viernes 16 de febrero a las 20:00 y el sábado 17 a las 19:00 en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, bajo la dirección del coreógrafo Lin Hwai-min.

Se trata de una alegoría dancística acerca de la muerte y el renacimiento, la devastación y la resurrección, a partir de la experiencia de visitar los campos de arroz de Chihshang, un pueblo agrícola de Taiwán, destruidos por compañías de electricidad, pero recuperadas con la paciencia y el trabajo de los propios campesinos por el amor a su tierra.

Fundada en 1973 por el propio Lin Hwai-min, Cloud Gate Dance Theatre es una de las compañías de danza contemporánea más reconocidas en el mundo, y está formada por 24 bailarines que como parte de su entrenamiento reciben sesiones de meditación, Qi Gong (técnica ancestral de respiración), artes marciales, danza moderna, ballet y caligrafía. 

De acuerdo con Cuauhtémoc Nájera, coordinador nacional de Danza del Instituto Nacional de Bellas Artes, la compañía es pionera de la danza contemporánea en Asia y ha realizado un amplio trabajo de difusión en el mundo.

   

Su director, dijo el funcionario, es considerado uno de los coreógrafos más importantes e innovadores de su país en los últimos 40 años, y se le compara con los grandes coreógrafos del siglo XX y XXI en el mundo, además de realizar al interior “una obra fantástica, con una gran tarea para formar audiencias entre los jóvenes”.  

Entrevistado desde Taiwán, Lin Hwai-min --quien antes de ser coreógrafo destacó como escritor--, comentó que Rice surgió a raíz de su visita a los campos arroceros del norte de Taiwán, que fueron invadidos por compañías de electricidad. La devastación fue tal que los propios campesinos hicieron protestas; luego, con su trabajo hicieron resurgir dichos campos.

“La relación tan amorosa de los campesinos con sus campos de arroz fue lo que me inspiró a hacer esta coreografía y compartirla con el mundo. Documentamos todo el proceso de cultivo, cada etapa, y fuimos descubriendo los diferentes elementos que intervienen en el proceso: tierra, fuego, agua, polen, la naturaleza en general, y de esa forma se divide el espectáculo”, expresó el director.   

El fuego, agregó, es una parte importante de toda esa dinámica, ya que después de la cosecha todo se quema y las cenizas sirven de abono. Esta es una clara referencia al ciclo de la vida: el renacer y morir para volver a empezar. La crítica de varios países ha calificado el espectáculo como una obra que habla del calentamiento global, de la furia de la naturaleza, y sí tiene un mensaje ambientalista. Con el agua todo se renueva y todo empieza de nuevo.

Destacó que, para el proceso de creación de la obra, los bailarines de la compañía fueron a los campos de arroz y conocieron todo el proceso de cosecha, así vivieron esa experiencia de renovación de la naturaleza para que pudieran abrir su mente y generar otras sensaciones dentro de la danza.

En ese sentido, señaló, el lenguaje del movimiento corporal en Rice “es muy estable, natural y terrenal. Sentir el agua, la tierra, el arroz, generó en los bailarines un movimiento corporal muy orgánico que se refleja en el escenario, algo que no podría haber surgido en el estudio. Era necesario salir al campo y vivir dicha experiencia”.

Rice se estrenó en noviembre de 2013 con motivo del 40 aniversario de la compañía. Está sonorizada con canciones populares en hakka (antiguo dialecto chino), música de tambor y de compositores chinos, pero también con obras de compositores occidentales, como el aria Casta Diva de la ópera Norma de Vincenzo Bellini, Le rossignol et la rose de Camille Saint-Saëns y el movimiento IV de la Sinfonía núm. 3 de Gustav Mahler. 

Al respecto, Lin Hwai-min subrayó: “Nunca pensé en revolver las sonoridades ni fusionarlas. Primero tomé partes de la música de acuerdo con el desarrollo de la coreografía y luego las integré todas. Experimenté con diferentes piezas dependiendo del sentimiento a evocar y de alguna forma funcionó. Todo se fue probando y lo bueno es que a la gente le gustó.

“No pensaba en la música directamente sino en las sensaciones que quería transmitir, en las cualidades del movimiento que quería generar, y así escogí las piezas musicales”.

En cuanto al proceso coreográfico, informó que se basa en movimientos de artes marciales y en la danza moderna, pero todo partió de la experiencia de estar en el campo. Lo que busqué en el contacto con la naturaleza fue abrir a los bailarines a nuevas sensaciones, a provocar el despertar del corazón.

En cuanto a la meditación, esta no solo transforma la idea de la danza sino la vida misma, lo centra a uno, de tal forma que el movimiento corporal de los ejecutantes sale de lo más profundo de su ser, es muy interno, su enfoque es más directo y fuerte, y su proyección en el escenario resulta mucho más impactante, dijo.

Rice se ha presentado en más de cien ciudades “y a la gente le ha gustado porque es impactante y tiene un mensaje ecológico”.

Finalmente, el director de la compañía –quien ha estado antes en México como parte del jurado de las Becas Artísticas Rolex—externó su entusiasmo por estar en nuestro país, al que admira por su historia, recintos culturales y el cine. “Le he dicho a los bailarines que tienen que venir e ir al Museo de Antropología. Sabemos lo que está pasando aquí con sus directores de cine y sí, estamos ansiosos de llegar al Palacio de Bellas Artes”.                                    

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