MÚSICA

Omara Portuondo y Regina Orozco engalanaron con su voz el concierto Pedazos del corazón    

Boletín No. 1610 - 17 de octubre de 2019
  • La combinación de su creación sonora resonó en el concierto en el marco del 85 aniversario del Palacio de Bellas Artes y del 47 Festival Internacional Cervantino 

 
Para celebrar al Palacio de Bellas Artes en su 85 aniversario, Omara Portuondo y Regina Orozco ofrecieron el concierto Pedazos del corazón que hermanó a México y Cuba por medio de canciones clásicas de Agustín Lara, Álvaro Carrillo, Guillermina Aramburo e Isolina Carrillo, la noche del miércoles 16 de octubre, en el marco del 85 aniversario del recinto y del 47 Festival Internacional Cervantino (FIC). 
 
La Secretaría de Cultura, a través del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, y del FIC, presentaron una velada musical única que conmovió al público que llenó la Sala Principal del Palacio. 
 
Una pantalla gigante colocada al fondo del escenario con una imagen del célebre retrato de Las dos Fridas de Frida Kahlo, pero con los rostros y figuras de ambas cantantes en lugar de los de la pintora mexicana, recibió a los asistentes al concierto que inició puntualmente con Lamento jarocho de Lara en la voz de Orozco. 
 
La intérprete mexicana dio la bienvenida al público y alternó piezas de Lara con la lectura de textos inspirados en las canciones. El histrionismo de Orozco le permitió cumplir ambas tareas a cabalidad. 
 
Entre obras clásicas, como Granada –a la que le cambió parte de la letra para ironizar sobre la fiesta brava–, y otras no tan populares, como Ven acá, Regina iba del son al bolero, del tango al pasodoble, en arreglos de Ricardo Martín-Jáuregui, Lorena Orozco y Ernesto Anaya que acentúan la característica camaleónica de Agustín Lara. 

El ensamble de músicos dirigido por el también pianista Martín-Jáuregui desplegó la calidad de ejecución del mismo, integrado por el guitarrista Roberto Medrano, el contrabajista Jesús Sánchez, el violonchelista Rodrigo Duarte, el violinista Roberto Montes, el percusionista Carlos García y Juan López en los alientos. 
 
Regina Orozco narró el primer encuentro que tuvo con Omara Portuondo y su odisea de seis años para por fin lanzar el disco Pedazos del corazón, y dio la bienvenida al escenario a la cantante cubana, quien fue ovacionada por su público mexicano. 
 
Con paso lento, Portuondo se situó en uno de los dos sillones ubicados al centro del escenario, junto a Orozco, y saludó cálidamente al público y a los músicos. Ambas cantantes interpretaron una versión sincopada de Arráncame la vida de Lara. 
 
Omara, al hablar apenas se escucha, pues su fuerza la canaliza completamente al cantar. Su voz, potente e impecable, y su timbre, inconfundible, permanecen intactos, lo que sigue asombrando y conmoviendo a sus seguidores. 
 
Después de Arráncame la vida, la intérprete cubana ofreció, sin Regina Orozco, clásicos de Lara, entre éstos María bonita y Solamente una vez. Regresó la cantante mexicana e interpretaron juntas canciones de Álvaro Carrillo como Sabrá Dios y Sabor a mí. 
 
Las ovaciones parecían crecer en intensidad al final de cada pieza. Fue el momento en el que la diva cubana ofreció dos de las canciones por las que es una de las figuras más reconocidas de la música popular: Veinte años y Dos gardenias. Los aplausos y ovaciones del público, ya de pie, parecían no cesar. 
 
Portuondo y Orozco cerraron con ritmo el programa, con Veracruz y La cumbancha de Agustín Lara. Los aplausos del público las hicieron regresar para interpretar el clásico del cancionero cubano Lágrimas negras de Miguel Matamoros, en el que se dieron el gusto de improvisar algunas líneas. Fue el final perfecto para uno de los mejores ejemplos de música popular que recuerden los asistentes al Palacio de Bellas Artes en años recientes. 
 
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