ARTES VISUALES

El libro Italianos en México. Arquitectos, ingenieros y artistas entre los siglos XIX y XX recupera parte de la historia estética y tecnológica de migrantes europeos

Boletín No. 1415 - 17 de septiembre de 2019
  • La obra editorial se presentará este 17 de septiembre a las 19:00 horas en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes

Recuperar, ampliar y descubrir el legado artístico, académico y tecnológico que diversos italianos compartieron y dejaron en México es el propósito del libro Italianos en México. Arquitectos, ingenieros y artistas entre los siglos XIX y XX, el cual recupera parte de la historia estética y tecnológica de nuestro país que no se ha estudiado lo suficiente, señaló en entrevista Martín M. Checa-Artasu, coordinador del proyecto. La presentación se llevará a cabo este 17 de septiembre en la Sala Adamo Boari a las 19:00 horas, en el marco del 85 aniversario del Palacio de Bellas Artes.

“Este libro es parte de un proyecto más amplio que se encarga de estudiar la diáspora italiana en América Latina, específicamente la diáspora que se dedicó a temas de arquitectura, ingeniería y todas las artes plásticas por distintos países latinoamericanos. Hay numerosos ejemplos de italianos que, a finales del Siglo XIX, pero también en el XX, dejaron su huella en estos países con distintos proyectos”, explicó Checa-Artasu, quien es académico de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa.

“El proyecto está encabezado por la Dra. Olimpia Niglio, quien hizo lo propio en Colombia. Para México, nos lanzamos a la aventura de buscar a esos personajes de los que sabíamos sólo por su nombre, pero que no teníamos documentados. Decidimos lanzar una convocatoria internacional en el que participaron 17 investigadores, entre profesores de universidades mexicanas e italianas”.

El libro es una edición bilingüe, debido a que tiene textos en italiano y en español con su respectivo resumen en inglés. “El resultado son 20 capítulos, 460 páginas de historia, en la que damos cuenta de varios personajes que supuestamente eran muy conocidos, después descubrimos que no lo eran tanto, como Adamo Boari, Eugenio Landesio, maestro de paisaje de José María Velasco en la Academia de San Carlos.

“En los estudios se saca a la luz documentación de archivos mexicanos e italianos, se explica por primera vez el nombre de personajes de quienes se conoce su nombre pero no su trayectoria, como Silvio Contri, arquitecto que construyó la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, actual recinto del Museo Nacional de Arte; se descubre obra y trayectoria de personajes de los que ni siquiera se sabía, como el de Augusto César Volpi, escultor y arquitecto que trabajó en el cambio del siglo XIX al XX, haciendo estatuas por distintos lugares del país”.

El volumen documenta la obra y vida de Humberto Pedretti, Mateo Mattei y Guido Ginesi, así como la obra religiosa del arquitecto Adrián Giombini; Enzo Levi, introductor de la hidráulica moderna en México y fundador de la Escuela de Ingenieros de la UNAM. También se documentan las aportaciones de Pedro Gualdi como escenógrafo y grabador. Se hacen aportaciones a la bibliografía que existe sobre la fotógrafa Tina Modotti y “se incluye un trabajo sobre el artista italomexicano Pedro Friedeberg, quien nos compartió su trayectoria y participó en esta edición con unos grabados”.

De acuerdo con el investigador mexicano, la presencia de artistas, arquitectos e ingenieros italianos tiene que ver con la modernización del país: A finales del siglo XIX e inicios del XX hay una enorme migración italiana a distintos lugares del mundo, específicamente al Continente Americano, algunas muy conocidas, como los casos argentino, paraguayo y brasileño.

“Es una migración evidentemente laboral que fue causada porque, si bien Italia es un país nuevo, apenas creado en la segunda mitad del siglo XX, ha sufrido las consecuencias de las guerras que influyeron su conformación. El país está enormemente empobrecido, con poca estructura, pero tiene las mejores escuelas de ingeniería, arquitectura y arte, muy prestigiosas alrededor del mundo porque se enraízan con el Renacimiento. Asociado a esto, está el negocio global del mármol de Carrara, que será uno de los productos italianos más exportados durante el siglo XIX.

“Tenemos personajes con una formación sólida, pero sin trabajo, por lo que muchos deciden viajar al extranjero, época en la que muchos países latinoamericanos está en plena modernización, por lo que este continente les ofrece trabajo, entre ellos México. Basta recordar que la Academia de San Carlos, durante la segunda mitad del XIX, está en crisis y contratan a un director italiano para remontarla y ponerla a tono de las academias europeas.

“En el caso de México, nos encontramos a un país que, con base en la inversión privada y el interés público, se trata de poner al día no sólo en la principal ciudad del país, sino a lo largo de todo su territorio, por lo que hay gran demanda de ingenieros y arquitectos, aunado a una vida artística pujante. Los italianos encontrarán aquí un buen camino, pueden ser contratados y ganarse la vida.

“El caso de Adamo Boari es particular, porque a través de la revisión de archivos mexicanos e italianos se ha comprobado que, a lo largo de los diversos textos publicados, se han repetido algunos errores acerca de su historia. Él no llega a México por invitación de Porfirio Díaz, sino que ganó el segundo lugar de la convocatoria mundial que hicieron para el proyecto del Palacio Legislativo. Él vive en Chicago y trabaja ahí, decidió participar como cualquier otro arquitecto en el concurso.

“Boari vendrá a México para recibir su premio, no se lo darán, pero continúa viajando al país, haciendo relaciones y emprendiendo diversos proyectos. Sus primeros proyectos no son con el Estado mexicano, sino con la iglesia. Posteriormente, el gobierno mexicano lo contratará para hacer el Palacio Postal y luego el Palacio de Bellas Artes, esto en mancuerna con el ingeniero mexicano Gonzalo Garita”.

El catedrático de la UAM advirtió que no se ha estudiado esta parte de la historia mexicana. Este tipo de trabajos son necesarios porque se inscriben en la reflexión de que el arte transmite valores que se afianzan en la población. Se han hecho investigaciones y rescatado algunos artistas y arquitectos, sin embargo, hacen falta más estudios, porque muchos de ellos contribuyen a la educación estética, hacen aportes académicos y tecnológicos que en aquella época requería el país.

Detalló que si bien algunos personajes no se quedaron en México, otros adoptaron este país como su patria, tal es el caso de la familia de escultores Ponzanelli, los Volpi o el caso de Pedro Friedeberg, quien llegó a México muy chico, huyendo de la Segunda Guerra, y es uno de los artistas más importantes que tiene México.

“Este libro es una aportación modesta a la historia, a través de personajes concretos que, por lo que hemos visto, hicieron más de lo que nosotros pensamos”, dijo.

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