MÚSICA

Clara Schumann, compositora y pianista al nivel de los grandes del teclado del siglo XIX

Boletín No. 1381 - 13 de septiembre de 2019
  • El 13 de septiembre se conmemora el bicentenario de su nacimiento; por más de seis décadas desarrolló una larga carrera que inició a los nueve años
  • Obras para piano solo, para voz y piano, música de cámara y de orquesta y música coral a capella conforman su legado

Denominada en Europa la Reina del piano, por más de seis décadas, Clara Wieck, mejor conocida por su apellido de casada, Clara Schumann, desarrolló una extraordinaria carrera como pianista y compositora, a pesar de los obstáculos y sinsabores que padeció debido al carácter de su padre.

Como intérprete, el público apreciaba su técnica, su tono y sentimiento poético. Fue de las primeras pianistas en tocar obras de memoria. “Nunca ha habido una pianista que haya retenido con tal intensidad la atención del público durante tanto tiempo”, escribió un periódico de su época.

Como compositora, Clara Schumann realizó obras para piano solo, canciones para voz y piano, música de cámara y de orquesta, así como música coral a capella. A los 72 años dio su último concierto, Variaciones sobre un tema de Haydn.

Bach, Scarlatti, Beethoven, Schubert y, por supuesto, Schumann, eran sus compositores predilectos, además de incluir en sus recitales a Chopin y Mendelssohn.

Su talento interpretativo la colocó al nivel de los gigantes del teclado, como Liszt, Thalberg y Anton Rubinstein. Su reputación y experiencia en el escenario influyó en la vida concertística y en el pianismo del siglo XIX, como apunta el investigador Ricardo Arenas López.

Clara Wieck nació en Leipzig, Alemania, el 13 de septiembre de 1819. Sus padres se divorciaron cuando tenía cinco años, situación que la volvió una niña retraída. A los seis años empezó a estudiar con su padre Friedrich Wieck, un profesor de piano y negociante de partituras y pianos, quien le exigía a Clara total dedicación. También la instruyó en canto, violín, instrumentación, contrapunto y composición.

Virtuosa de la Cámara Real e Imperial

Aunque su mismo progenitor le decía que era mala pianista. Clara debutó a los nueve años en la Gewandhaus, la sala de conciertos más importante de Leipzig, dos años después su padre organizó una gira por ciudades europeas, a los 12 se presentó en París y a los 15 cautivó al público de Viena, otorgándole a los 18 años el título de “Virtuosa de la Cámara Real e Imperial”.

A pesar de su empeño, el padre de Clara la hacía trabajar en condiciones precarias y le escatimaba el dinero que ganaba, por lo que el transporte, los hoteles y la alimentación eran inadecuados. Consideraba que todo lo que su hija percibía le pertenecía por haber invertido en su formación.

Desde que Clara tenía 11 años llegó al estudio de su padre un joven deseoso de ser su alumno, se trataba de Robert Schumann, nueve años mayor que ella. El músico se enfocó más en la composición y daba a la pianista sus obras. A los 16 años, Clara empezó a rebelarse contra su padre y éste empezó a difundir que su hija era desconsiderada.

Clara, de 17 años, y Robert, de 26, iniciaron un noviazgo que provocó la furia de Friedrich Wieck, por lo que envió a su hija a París. Mientras ella cosechaba triunfos, los enamorados intercambian cartas. Schumann se convirtió en dueño y editor de una revista en la que publicaba crítica. En repetidas ocasiones escribió al padre de Clara pidiéndola en matrimonio, pero él se negaba. 

Cuando Clara regresó a casa de su padre después de su gira, éste no le permitió entrar y le informó que el dinero que había ganado no le pertenecía. Se fue a vivir con su madre a Berlín, quien vivía en una situación económica precaria con su segundo esposo.

Un día antes de cumplir 21 años se casaron Clara y Robert Schumann. Tuvieron ocho hijos, algunos murieron por enfermedades o causas desconocidas. A estos altibajos se sumó la depresión que empezó a padecer el compositor, quien tras un intento de suicidio pidió ser internado en una clínica psiquiátrica, donde permaneció más de dos años.

Un encuentro crucial en la vida de los Schumann fue la llegada de Johannes Brahms, tres años antes del fallecimiento de Schumann. Su cordial relación culminaba en alegres veladas donde los tres tocaban sus composiciones. La amistad entre Clara y Brahms perduró toda la vida.

A partir de la muerte de su esposo, Clara vistió siempre de negro y ofreció más de mil recitales en alrededor de 10 países para dar a conocer la obra de Schumann, además de publicar su obra.

Aunado a su talento como pianista, Clara Schumann había escrito entre los nueve y los 11 años cuatro polonesas para piano y, poco después, un concierto para piano. Recién casada con Robert escribió un conjunto de canciones y en la Navidad de 1841, le regaló una pequeña pieza que tituló Scherzo op. 15 núm. 4 (juego o broma, en italiano).

En 1853 escribió en su diario: “Hoy comencé a componer de nuevo, por primera vez en varios años. Para el cumpleaños de Robert quiero escribir variaciones sobre un tema de sus Bunte Blätter. Sin embargo, es difícil para mí porque he estado alejada de la composición por demasiado tiempo”.

La obra de Clara se publicó como Opus 20, en 1854, cuando Schumann estaba ya hospitalizado. El músico murió el 29 de julio de 1856.  Clara Schumann falleció en Fráncfort el 20 de mayo de 1896, a los 77 años, víctima de un accidente cerebrovascular. Sus restos reposan al lado de su esposo en Alemania.

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