ARTES VISUALES

La exposición Origen y destino. Gerardo Suter será inaugurada en el Museo de Arte Carrillo Gil, otra visión de migrantes en microrrelatos

Boletín No. 1057 - 12 de julio de 2019
  • El viernes 12 de julio en el MACG del INBAL, el curador Carlos Palacios y el artista ofrecerán plática a las 19:00

El Museo de Arte Carrillo Gil presenta Origen y destino. Gerardo Suter, exposición individual del fotógrafo en la que, a través de microrrelatos, genera una visión distinta de los migrantes, la odisea que supone cruzar una frontera y los caminos a destinos inciertos. La inauguración tendrá lugar el viernes 12 de julio a las 20:00, posterior a una charla que ofrecerán Carlos Palacios, curador de la muestra, y el artista, a las 19:00.

“La exposición está compuesta por varias series reunidas bajo el título de ‘Microrrelatos’, unos libros que, a su vez, son bitácoras de trabajo e instalaciones en video que comentan el tema migratorio desde una selección y edición de fotografías y otros materiales, tanto históricos como actuales, provenientes del mundo de los medios de comunicación o del submundo de imágenes amateurs, prácticamente clandestinas, que circulan en las redes sociales”, explicó Carlos Palacios.

Comentó que, para esta exposición, el artista ganador de la Beca Rockefeller-MacArthur de Cine, Video y Multimedia en 1998, realizó un cuerpo de obra que reta las convenciones técnicas y los límites a los que los circuitos del arte usualmente constriñen a la imagen fotográfica.

“Se trata de un catálogo de dolorosas historias que conforman las odiseas de cruces entre fronteras y las trashumancias de miles de migrantes mexicanos, centroamericanos, suramericanos y africanos que se desplazan por el mundo desde sus países de origen hacia un destino incierto, por lo regular ubicado en el hemisferio norte”, añadió.

La exposición Origen y destino. Gerardo Suter está integrada por alrededor de 20 obras, entre videoinstalaciones, una proyección de acetatos, fotografías y 13 libros de artista: I (513), de 2014; V (El libro blanco), de 2016; VII (Brevísima historia), VIII (Eclipse) y X (Cajanegra), de 2017; mientras que de 2018 están XII (Duodécimo microrrelato), XXI (Diáspora), XXII (Prototipos), XXIV (336), XXV (Infierno), XXVI (Tráfico), XVII (Infierno), XXVIII (El puente) y XXIX (Suchiate).

La mayoría de estos libros forman parte de un proyecto mayor intitulado neoTrópico, en el que se entrelazan diversos temas (como las migraciones forzadas: eje de esta exposición) derivados de las diferencias y particularidades históricas y culturales que dividen el planeta.

“Aun cuando parten del formato de libros de artista, y en buena medida de los fotolibros, en realidad estos objetos editoriales de naturaleza artesanal resultan ser ‘bitácoras de trabajo’, como le gusta llamarlos a Gerardo Suter”, mencionó.

La obra XXIV (336) es un impreso que se desdobla como mapa carretero y que muestra una noticia periodística que habla del rescate de 336 migrantes ocultos en un tráiler; asimismo, XXVIII (El puente) es un libro basado en una fotografía publicada en distintos medios de comunicación, que muestra un contingente de migrantes centroamericanos ubicados en el puente sobre el río Suchiate, esperando cruzar de Guatemala a México.

“La exposición apunta a generar una visión distinta sobre los migrantes, desde historias individuales o desde las estremecedoras imágenes de las condiciones de un viaje, cuyo final es infeliz y trágico. Esta visibilización no se construye, como podría pensarse, desde la estética del fotoperiodismo, con su interés por la novedad, la noticia y la mirada del ‘autor’, sino en un ejercicio de edición y apropiación (muy cercano al collage)”.

Carlos Palacios explicó que Suter introduce una sincronía de imágenes, cuyas correspondencias históricas son elocuentes y en las cuales él se desplaza del lugar de lo exclusivamente creativo para instituirse como un editor de materiales gráficos de archivos o de videos caseros escondidos en algún rincón de las redes sociales.

El curador de la muestra mencionó que gracias a un manejo y modificación de ciertas imágenes mediáticas (un trabajo exclusivamente formal), a las relaciones entre éstas con material gráfico histórico (mucho del cual también pone el acento en desigualdades históricas de la humanidad) y a la rotunda transmisión de la sensación opresiva que experimentan los migrantes, estas piezas enriquecen una mirada crítica a las historias de la migración forzada.

“En estas obras dejamos el lugar del espectador para asumir el complicado rol de testigos de unas tragedias, individuales y colectivas, que constituyen el origen y el destino de millones de seres humanos en nuestros días”, finalizó.