ÓPERA

La mezcla de ópera tradicional con ritmos afroantillanos, uno de los grandes aciertos en la composición de Salsipuedes de Daniel Catán 

Boletín No. 707 - 20 de mayo de 2019
  • Refiere Luis Martín Solís, director de escena del montaje que se presentará en el Palacio de Bellas Artes los días 26, 28 y 30 de mayo y 2 de junio

Salsipuedes es una tragicomedia que narra dos historias que corren paralelas: la de los amantes que se buscan y se encuentran de una manera que no hubieran querido hallarse, y la de la isla del título que se encuentra bajo el poder de un dictador. A lo largo de la ópera juegan una con la otra. De esta manera se refiere Luis Martín Solís a la obra en tres actos de Daniel Catán, con libreto en español del escritor cubano Eliseo Alberto, en colaboración con el mexicano Francisco Hinojosa y el propio Catán.

Solís es el director escénico del tercer título de la temporada 2019 de la Compañía Nacional de Ópera del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, en conmemoración por los 70 años del nacimiento del compositor mexicano, también autor de las óperas Encuentro en el ocaso, La hija de Rappaccini, Florencia en el Amazonas e Il Postino.

Salsipuedes “tiene una parte muy formal, operística, pero también recurre a un uso de teatralidad en la parte que habla de política. Tiene algo de teatro brechtiana”, asevera el director. En cuanto a la música, agrega que mezcla “la ópera tradicional con los ritmos afroantillanos, afrolatinos, que, asimismo, corren paralelamente. Este es uno de los grandes aciertos de la composición.

“La coyuntura política está muy abierta. Al igual que Alfred Jarry, que no se metió en problemas al hablar de su fantasiosa Polonia, Salsipuedes tampoco está ubicada en un país ni en una isla específica: es una suma de todos los desaciertos políticos que ha tenido nuestra región y se puede leer en cualquier lugar y época. Creo que eso la hace más interesante. Mientras más abierto se es, más amplia es la manera de aterrizar que cuando se busca algo más específico”.

La dirección, afirma Solís, “es un juego teatral. Como la historia está ubicada en los años cuarenta e incluye una declaración de guerra a la Alemania nazi, la parte política es más expresionista. A partir de la iluminación jugamos con eso, y con la teatralidad también. La parte de los amantes va más hacia Così fan tutte, pero tropical. Es muy Così: son dos parejas, dos amantes, dos engaños, y que finalmente los resuelve el autor, no totalmente como en la ópera de Mozart, pero muy parecido y con palmeras.

“La manera en la que trabajo en escena es siempre jugar con la danza, con varios lenguajes. Esa inclusión lleva al público a diferentes lecturas por distintos canales. Por ejemplo, en Salsipuedes hay un trabajo de coreografía muy amplio, justo por esos ritmos que sirven para hablar de una sensualidad del puerto con estas dos parejas que no la tienen, porque la noche de bodas no se llega a consumar. A lo largo de la historia ellas ven mucha sensualidad en los cuerpos, en el clima, en todo, menos en ellas.

“Todo su leitmotiv es ir a encontrar a sus parejas para reclamarles que fueron llamados para cantar un himno nacional y por equivocación se los llevó un barco. Es una historia muy absurda. Es una tragicomedia que llevo así para que ellas vean todo lo que no han tenido. En todas las escenas en las que hacen sus dúos vemos a las parejas que van a bañarse al mar, que se están besuqueando, poniendo aceite, y ven todo lo que ellas no pudieron tener, en ese universo fantasioso que comienza con una gran boda, pero que nada de eso les pasó a ellas. De esta manera llevamos al público en esta tensión”.

Al abordar el lado político, “que no está tan claro en el texto, lo que hago es darle un poco más de extensión al plan para armar un golpe de Estado. Esto se percibe en las pequeñas transiciones en las que no hay dramaturgia, pero sí música: cómo el lugarteniente arma un segundo equipo y al final matan al dictador, pero no sabemos si esa muerte es una traición o un bien para la isla, porque ya tenía más de treinta años en el poder. Nada puede permanecer estático por mucho tiempo. Queda al público decidir si fue una traición o fue adecuado hacerlo. Creo que el asunto en lo político es nunca adoctrinar, sino dejarlo abierto. Y así es como lo dejamos.

“La tragedia convive con la comedia y así está escrito el libreto. La misma música te lleva. Tú la sigues. Cuando diriges teatro, sigues el texto, la situación; si diriges danza, el movimiento; en ópera, la música. Si te resistes a ella, ya perdiste. Lo único que tienes que hacer es seguirla, y te llevará por donde tienes que ir. Creo que, como director, después de muchos años entiendes que debes quitar mucha información teórica y seguir la música. Es la manera de acceder a la ópera. No puedes trabajar contra la música porque todo está en un flujo sonoro y además le puedes sacar a los intérpretes y a toda la situación mucho jugo.

“Quisimos alejarnos del realismo. La escenografía se vuelve más una pintura; tiene mayor referencia a elementos pictóricos. Lo que hacemos es poner a jugar toda la maquinaria del Palacio de Bellas Artes. Es una escenografía más o menos monstruosa que juega con diferentes niveles, que se abre y entra en un concepto más bien plástico. No quería acercarme al realismo, justo por el expresionismo que proponemos”.

Luis Martín Solís se formó profesionalmente con destacados maestros en diversas disciplinas, como teatro, danza y música escénica. Ha dirigido, entre otras óperas, La Cenicienta y El barbero de Sevilla de Gioachino Rossini, La traviata de Giuseppe Verdi, Don Pasquale de Gaetano Donizetti, Ana y su sombra de Gabriela Ortiz, Misa de seis de Carlos Jiménez Mabarak, De cachetito raspado de Juan Trigos y Paso del norte y Anacleto Morones de Víctor Rasgado.

Salsipuedes se escenificará los domingos 26 de mayo y 2 de junio a las 17:00 y el martes 28 y el jueves 30 de mayo a las 20:00 en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.

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