Mesa de Reflexión por los 50 años de trayectoria artística de Martha Chapa

Boletín No. 954 - 18 de julio de 2017

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  • Colegas y amigos hablarán de su vida y obra el lunes 17 de julio a las 19:00 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes

El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) ha organizado una ceremonia por los 50 años de trayectoria de la artista plástica y escritora Martha Chapa, la cual se llevará a cabo el lunes 17 de julio a las 19:00 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. Guadalupe Loaeza, Hernán Lara Zavala y Alejandro Ordorica hablarán de su vida y obra.

“Es un reconocimiento que me tiene muy emocionada por tratarse del INBA, una institución que es referente obligado en la difusión del patrimonio artístico mexicano en todos sus aspectos”, afirma la pintora.

“Aunque coincide con mis 70 años de vida y 50 de trabajo dentro de las artes, yo creo que se trata de un reconocimiento a un ser humano que, como tal, tiene tantos sentimientos encontrados”.

“Estoy en una etapa de madurez artística, personal y espiritual, y todavía hay mucho que dar. Me encuentro en la mejor etapa de mi vida y mi carrera”.

Martha Chapa rememora sus primeros años en su natal Monterrey, donde disfrutaba leer y dibujar en sus libros. Para que no lo hiciera, le regalaban libretas donde plasmaba sus trazos.

Antes de cumplir 16 años de edad se casó y partió a Nueva York con su esposo, que estudiaba una especialización en urología, por lo que ella se dedicaba a visitar museos.

De Nueva York regresaron a la Ciudad de México y, embarazada de su primera hija, decidió cursar la preparatoria, para posteriormente ingresar a la Universidad Nacional Autónoma de México para estudiar medicina y seguir los pasos de su padre.

“Era una carrera muy difícil”, comenta, y al tener que hacer una pausa a causa de una enfermedad que padeció, decidió retomar sus cuadernos y volver a dibujar.

“Fue una decisión fundamental haber cambiado de carrera e ingresar a La Esmeralda, pero tenía la necesidad de ser yo. Quería ser Martha Chapa. De alguna manera he logrado imprimirle a mi trabajo un sello personal y construir una iconografía a través de las manzanas”.

Refiere que cuando presentó su primera exposición en Washington y le preguntaron la razón por la cual dibujaba manzanas, no supo responder con certeza.

Sin embargo, poco tiempo después recordó que cuando era niña leyó un cuento donde una pequeña le solicitaba a su padre que pasara más tiempo con ella, misma petición que la propia Martha le hacía a su padre, quien empezó a llevarle manzanas de la frutería La Victoria, que se encontraba frente a su consultorio.

Ella las atesoraba y veía su metamorfosis con el paso del tiempo. Así aparecieron las manzanas en su obra. “Con toda certeza mi padre es el coautor de mis manzanas. Es un homenaje a él; es decirle te quiero, te amo, gracias por haberme dado este ícono, este símbolo”.

Entre sus maestros recuerda a Luis Nishizawa, quien le dijo que aprendiera todas las técnicas. “Fui buena alumna, trabajadora; cumplía con todo. Me gustaba la acuarela, pero con lo que me sentía verdaderamente plena es con el óleo. En tiempos recientes me gusta mezclar técnicas; descubrir otras maneras de ver la pintura, y no quedarme en la piel de la manzana, si no ir a las entrañas”.

Por otro lado, Martha Chapa se considera “una cocinera que pinta y una pintora que cocina”. A comienzos de la década de los ochenta se adentró en la investigación gastronómica y ha sido partícipe en el reconocimiento a nivel internacional de la cocina mexicana. En este rubro es autora de más de 32 libros.

Martha Chapa es una artista polifacética que ha incursionado en la pintura, la escultura y la literatura. Desde principios de los años sesenta ha realizado más de 300 exposiciones individuales y colectivas, tanto en México como en Europa, Estados Unidos y países del Caribe, Centro y Sudamérica.

“He cocinado, viajado, leído, pintado; soy cinéfila; me gusta caminar, descubrir colores, escribir. Soy una mujer consciente de los retos que le ha tocado vivir en una época complicada en este siglo XXI. Quisiera ser más y mejor artista, que mi mano obedezca a mi mente y vislumbrar esa tierra pura de la que nos hablan los budistas”.

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