DANZA

Continúa en el recinto de mármol la Temporada de Danza Contemporánea 2017 con Quiatora Monorriel

Boletín No. 975 - 20 de julio de 2017

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  • El lunes 24 de julio a las 20:00 en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes

Con 25 años de experiencia en el arte de la danza y la coreografía, Quiatora Monorriel dará una presentación el próximo 24 de julio en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes a las 20:00 como parte de la Temporada de Danza Contemporánea 2017 del Instituto Nacional de Bellas Artes.

Evoé Sotelo y Benito González, directores de la compañía y miembros del Sistema Nacional de Creadores de Arte, consideran su trabajo como un espacio para difundir, a través de manifestaciones corporales, lo obtenido del proceso de investigación. Fruto de este pensamiento, Quiatora Monorriel se autodefine como una compañía dancística cuyo objetivo es hacer una reflexión sobre el cuerpo expresivo-escénico, de manera que pueda compartirse con el público.

La compañía sonorense presentará en el recinto de mármol el programa QM/Retro, mismo que fue realizado con el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. La pieza es una compilación de danzas cortas que dan pie a que el espectador conozca su trayectoria y estilo coreográfico pues, se trata de una selección de trabajos que muestran desde sus inicios, hasta sus obras más recientes.

“Las coreografías con las que nos quedamos son las esenciales para nosotros dentro de la trayectoria de Quiatora Monorriel”, afirmó Benito González acerca del programa que incluirá, en una presentación de aproximadamente dos horas: Viva (fragmento, 1992), Verde del Avispón Verde (1993), Tápate un ojo (1993), Dorita mala (fragmento, 1994), Aleación andrógina (1995), Día de azulejos (1997), Dagobah (2001), Sombrero de cinco picos (2002), Nico (fragmento, 2003), Paisaje para Evoé (2009), Metabolisma (2014) y Estoy cansancio (1992), todas de su autoría.

Por otro lado, Evoé Sotelo recordó que en sus inicios querían jugar e investigar, divertirse con el cuerpo y conseguir un sentido ilógico y contundente que llamara al espectador. Ahora, dos décadas y un lustro después, los coreógrafos aseguran que “cada obra implica siempre la oportunidad de profundizar en nuestras inquietudes artísticas y de problematizarlas poniendo el cuerpo como centro de la discusión”.

Un problema al que se han enfrentado los coreógrafos a través de los años es la poca evolución que ha tenido el público. En este sentido, el dueto sonorense busca formar asistentes activos, reflexivos y conscientes de lo que ocurre a su alrededor; de ahí que la investigación como parte de su proceso creativo sea imprescindible.

Aunque tienen una manera peculiar de danzar y fundamentos bien planteados en cada presentación, el grupo dancístico no busca tener un estilo. “No generar estilo es lo único que nos da la verdadera posibilidad de estar siempre investigando sin ataduras y sin la necesidad de ser consecuentes con el pasado. Para nosotros, la escena es un mero pretexto para echar a andar la maquinaria de la reflexión, para indagar”.

Para ellos lo importante no es el qué, sino el cómo. Cada proyecto nuevo va enfocado en la manera en la que demostrarán sus investigaciones al espectador, sin centrarse en un tema en concreto. “En ese cómo que

devela el qué, concluyó Evoé quien acepta que ese es el motor de trabajo con el que ha funcionado Quiatora Monoriel desde sus inicios.

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