LITERATURA

La atmósfera de Macondo llenó el Palacio de Bellas Artes

Boletín No. 381 - 27 de marzo de 2017

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  • Ignacio López Tarso, acompañado de su hijo, el también actor Juan Ignacio Aranda, leyó fragmentos de Cien años de soledad
  • Como parte del ciclo Leo… luego existo, organizado por el INBA
  • Más de 450 personas disfrutaron de esta sesión en las salas Manuel M. Ponce, Adamo Boari e Internacional 

Más de 450 personas se dieron cita ayer en diferentes salas del Palacio de Bellas Artes para escuchar, en voz del primer actor

Ignacio López Tarso y Juan Ignacio Aranda, algunos fragmentos de Cien años de soledad, obra maestra de la literatura universal escrita por Gabriel García Márquez.

Tal fue el poder de convocatoria para esta sesión del ciclo Leo… luego existo, organizado por el Instituto Nacional de Bellas Artes, que la Sala Manuel M. Ponce, donde se desarrolló la actividad, lució llena. Incluso, las salas Adamo Boari e Internacional del recinto de mármol también fueron habilitadas para disfrutar de la lectura a través de un circuito cerrado de televisión.

La magia y el colorido de Macondo, sus casas de barro y las piedras blancas y enormes como huevos prehistóricos poco a poco tomaron la imaginación de los presentes, dando escenario a las historias fantásticas de mariposas amarillas, locura, amor y una estirpe condenada a cien años de soledad.

Ambos actores dieron voz a varios momentos de dicha obra escrita hace 50 años. Uno de esos momentos fue la aparición del gitano Melquiades en Macondo, que trajo novedosos artefactos como imanes, catalejos o el hielo. Entrañables personajes como José Arcadio Buendía y Úrsula, su mujer, también cobraron vida durante la sesión. 

Otras de las historias que el público pudo disfrutar fue la de Remedios, la bella, quien desataba pasiones y provocaba trágicos acontecimientos, hasta que un día asciende en cuerpo y alma al cielo. La infausta vida de Amaranta Úrsula, quien muere al dar a luz al último de la estirpe, también pudo disfrutarse.

El primer actor Ignacio López Tarso describió Cien años de soledad como “una de las obras más grandes, una novela que ha ido por todo el mundo y ha sido traducida a muchos otros idiomas, una historia interesantísima, muy divertida, con muy buenos personajes, una gran obra literaria”.

Durante la sesión, los asistentes pudieron disfrutar de magníficos momentos de enigmática belleza, con el objetivo de interesar al público, que se despierte su interés y continúe con la lectura de esta “entrañable lectura en la intimidad de su propio tiempo y espacio, ese que se le otorga a las experiencias que marcan la vida”, comentó el actor Juan Ignacio Aranda.

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