LITERATURA

La obra de Carlos Montemayor estará vigente todo el siglo XXI, porque será el siglo del diálogo de las civilizaciones

Boletín No. 824 - 21 de junio de 2017

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  • Coincidieron José Vicente Anaya, Natalio Hernández y Patrick Johansson
  • En charla dedicada a celebrar el 70 aniversario del nacimiento del escritor chihuahuense
  • Silvia Pratt hizo una memorable lectura de poemas del homenajeado

“La obra de Carlos Montemayor seguirá vigente durante todo el siglo XXI por ser este, necesariamente, el siglo del diálogo de las civilizaciones de todos los pueblos del mundo”.

Así quedó de manifiesto anoche en la mesa de recuerdos y amigos con la que se conmemoró el 70 aniversario del nacimiento del poeta, ensayista, narrador y humanista chihuahuense Carlos Montemayor, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, como parte de las Jornadas Culturales Carlos Montemayor 2017.

Se reunieron los escritores José Vicente Anaya, Natalio Hernández y Patrick Johansson para hablar de la importancia y la vigencia de la obra de Montemayor, cita a la que se sumó Silvia Pratt para hacer una memorable lectura de poemas escritos por el homenajeado.

En el evento, organizado por las áreas de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes y de la Universidad Nacional Autónoma de México, el primero en tomar la palabra fue el escritor y traductor José Vicente Anaya, quien dijo que Montemayor fue miembro de ese grupo de artistas chihuahuense nacidos a finales de los años 40 al que pertenecen además el escultor Sebastián y el dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda, entre otros.

Anaya habló de las dos etapas en la vida y obra de Montemayor, una consecuencia de otra: la primera, su vida dedicada al estudio y traducción de los grandes escritores clásicos; y la segunda, la dedicada al estudio y promoción de las lenguas indígenas de México. El puente entre ambas, dijo, es la publicación de Guerra en el paraíso, su novela más laureada en México y el mundo.

En presencia de Susana de la Garza, compañera; Martha Montemayor, hermana, así como Victoria y Alejandra, hijas del escritor, José Vicente Anaya se refirió a la formación intelectual del homenajeado, a quien, en un principio, dijo, se le recordaba como “un exquisito, que solo se ocupaba de los escritores clásicos griegos y latinos”.

Pero a partir de 1997, consideró, con la publicación de su novela Guerra en el paraíso, Montemayor asumió el ejercicio de “la literatura como compromiso social” y en favor de los más necesitados, destacando su estudio e impulso de las lenguas indígenas.

Todo ello, señaló, fue resultado de su amplio estudio de la ética y los conceptos de justicia y verdad en las obras de los clásicos, “de la vinculación entre lo teórico y lo práctico, buscando arribar a una praxis social a través de la obra de arte”.

En su oportunidad, el escritor en lengua indígena Natalio Hernández, afirmó sin más que el mayor impacto social y cultural que logró con su obra el escritor Carlos Montemayor “radica en el hecho de haber contribuido a que las lenguas nacionales de México trascendieran de su ámbito local y comunitario hacia diversos espacios académicos y culturales de nuestro país”, donde hoy se han abierto muchos espacios para su estudio y preservación.

Dijo que el narrador y ensayista “logró mostrar el arte que se preserva en las lenguas originarias de México” las cuales, aseguró, son lenguas más antiguas que la propia lengua española, ésta, de mil años, aquellas, de más de cinco mil.

Recordó que Montemayor decía que “México no se puede explicar ni entender si no se considera el acervo lingüístico y literario que se preserva en la memoria ancestral de los pueblos y en muchos documentos históricos, sobre todo de la Colonia, que es el puente entre el antes y el después de México”.

Subrayó que el hombre del Renacimiento, como lo calificaba Miguel León-Portilla, “abrió el camino para visibilizar las lenguas originarias de México” con muchas obras escritas por él y editadas por diversas instituciones.

El estudioso francés de la lengua náhuatl, Patrick Johansson, naturalizado mexicano, recordó a Montemayor en sus facetas de “escritor, músico, políglota, humanista, defensor de los derechos humanos, indigenista, militante y amigo”, a través de las etimologías de la palabra “recuerdos”, y que sintetizó en la frase “traer de nuevo al corazón”.

Destacó que uno de los objetivos de Montemayor al estudiar las lenguas indígenas fue “revelar la originalidad del pensamiento indígena” a través de los textos que lo expresan, cotejándolos con los textos de autores clásicos griegos y latinos.

Y concluyó: “Montemayor fue un humanista y gran parte de su obra se puede considerar indigenista, en las mejores acepciones y sentidos de la palabra: un humanismo profundo que enaltece a los pueblos indígenas, y un activismo que revaloriza sus paradigmas culturales”.

A lo largo de la charla, entre ponente y ponente, la escritora Silvia Pratt hizo una lectura de poemas de Carlos Montemayor, arrancando sonados aplausos de los participantes que en todo momento se mostraron sensibles y emocionados ante las participaciones y conceptos vertidos. Pratt leyó poemas como Memoria de la plata, En la noche y Finisterra.

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